En algunos deportes, como la natación, no se hacen modificaciones entre el deporte convencional y el paralímpico. Pero en algunas disciplinas, como puede ser el fútbol, se realizan modificaciones para adaptar estos deportes a la persona discapacitada y facilitar la práctica del deportista.
En el caso del fútbol sala, los jugadores a excepción del portero, llevan unos antifaces en los ojos que les impiden ver, en caso de que su ceguera sea parcial y no total. El balón lleva dentro un sonajero, por lo que los jugadores precisan de un bueno oído para saber en todo momento dónde está la pelota.
En el caso del baloncesto, los jugadores van en una silla de ruedas, pero la altura de las canastas sigue siendo la misma
Uno de los deportes más adaptados es la boccia, que consiste en una especie de petanca en la que los jugadores obligatoriamente deben estar en silla de ruedas. En algunas disciplinas (varían según el grado de discapacidad de los deportistas), los participantes son ayudados por asistentes de espaldas al juego, que colocan rampas según las indicaciones de los deportistas para luego tirar las pelotas por ella.
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